¿Alguna vez has sentido que la vida te pone pruebas que
crees no podrás superar?
En ese punto estoy yo, pensando
tanto en el ´´que hubiera pasado si…´´. Y sé que el pasado debería borrarse de
mi mente, que debería preocuparme por vivir el presente y planear mi futuro,
pero ¿Qué pasa cuando tu mente te traiciona? Tal vez sea el rencor, tal vez sea
miedo o tal vez no quiera aceptarlo y dejarlo ir.
He sentido que el mundo se me viene abajo, estoy atrapada
entre mi pasado y mi presente. Ha llegado un punto de mi vida en que la mayoría
de las cosas me son indiferentes, siento que la vida se encargó de destrozarme
por dentro, me devolvió heridas que habían cicatrizado, Personas que había
olvidado. O al menos había tratado de olvidar. Tragarse palabras no es fácil,
pero es mejor que llegar a herir a las personas que amo. En mi corazón aún hay
verdades que oculto por temor de fallarle a alguien, tengo miedo de
equivocarme, de desilusionar a los que quiero, de elegir un camino equivocado.
He dormido por horas tratando de borrar pensamientos de mi
cabeza, pero he luchado por no dormir por miedo a las pesadillas. Me he sentido
sola, teniendo a muchas personas a mí alrededor, he necesitado que me escuchen
muchas veces, pero pocas personas lo han hecho.
Es válido sentir miedo, pero aferrarse a él hace daño,
afrontar los problemas con sonrisas no significa que todo está bien, pero es
una esperanza que dice que podrá estarlo. He llorado hasta no poder levantarme,
pero me he tragado lágrimas por temor a herirme.
Sé que cuento con personas
increíbles, amigas inigualables, que cuando las necesito están allí para mí.
Personas que me impulsan a salir adelante, a no darme por vencida, a sacar
fuerzas de donde no tengo y a seguir luchando. Porque nadie dijo que la vida
fuera fácil, solo dijeron que VALDRÍA LA PENA VIVIRLA.